(Escrito conjuntamente con José Rodríguez)
De un tiempo a esta parte, no pasa un día sin que los medios catalanes y españoles alberguen noticias, debates u opiniones sobre el auge del independentismo catalán. Lo que no es seguro es si siempre lo hacen con toda la puntería deseable. En particular, parte de la prensa repite a diario lo que a nuestro entender es un topicazo: el de una Cataluña presentada como una especie dictadura étnica donde el independentismo vendría a ser el golpe de gracia contra unos sufridos y silenciosos castellanohablantes. En realidad, el independentismo catalán está cimentado en un patriotismo cívico donde lo habitual es encontrarte Garcías, Pérezs, Nadals, Piqués y, cada vez más, Mohameds y Zhangs. Todos “arrejuntaos” y, frecuentemente, con un apellido de más aquí y otro de un poco más allá. No podría ser de otra manera: en un país donde el 55% de los ciudadanos tiene el castellano como lengua materna, difícilmente un movimiento político puede ir a ningún lado sin una buena tropa de castellanohablantes. Estas líneas las escribimos dos de esos castellanohablantes independentistas, invisibles para la prensa madrileña: un Rodríguez socialista y un Pérez republicano. Con nuestra identidad plural a cuestas, apostamos sin aspavientos, pero con convencimiento, por una República Catalana independiente. Aquí, una docena de nuestras razones. Las principales, que no las únicas.
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